La APDH adhiere al comunicado de Memoria Abierta
La destitución de la presidenta brasileña Dilma Rousseff es un duro golpe contra la elección hecha por millones de brasileños y brasileñas en 2014 y una situación de retroceso en materia de derechos humanos para todos los latinoamericanos.
Luego de cuatro meses y sin contar con ninguna prueba que justificara el juicio político, se destituyó a una presidenta democráticamente electa por más de 54,5 millones de votos. La negativa a quitarle los derechos políticos por parte de los mismos 61 senadores que votaron por su destitución dejó en evidencia que la responsabilidad de la presidenta no era un hecho y que el objetivo era simplemente sustituirla en la presidencia y reemplazarla por su vice Michel Temer.
La memoria de los gravísimos crímenes que desde los Estados se cometieron en el pasado ha sido el principal sostén de nuestras democracias así como la conquista progresiva de derechos. El respeto por los derechos humanos que hemos construido a partir de la experiencia de las dictaduras exceden lo sucedido y se han constituido en conciencia de la libertad, de igualdad ante la ley y de rechazo a toda forma de autoritarismo.
Es a través de la experiencia y de la memoria de lo sucedido en las dictaduras de nuestra región que repudiamos la vulneración de la democracia que ha producido la decisión tomada ayer por los senadores del país hermano. Como organismos de derechos humanos alertamos sobre la posible interrupción de las políticas de memoria, verdad, justicia y reparación.
El estado de derecho, por cuya consolidación los movimientos de derechos humanos han bregado en toda la región, fue vulnerado en Brasil y vuelve a estar en riesgo en América Latina.
01/09/2016