La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) condena los homenajes públicos a la memoria del Capitán Humberto Viola. Nada más que el oportunismo, la ignorancia y la mentira con fines ilegítimos puede justificar estos actos y sus consecuencias.
Nadie puede ignorar que, lejos de ser un soldado al servicio de la Patria, el militar en cuestión era parte central de la llamada comunidad de inteligencia y que una de sus tareas principales era la de obtener información bajo tortura durante cruentos interrogatorios. Tenemos la convicción de que sólo su muerte (la que no justificamos, como tampoco la de su hija, María Cristina) pudo alejarlo del banquillo de los acusados y de la condena que alcanzó a otros represores al cabo de juicios justos como los que se han venido haciendo en nuestro país.
La otra parte de la mentira es la de sostener en forma mendaz y permanente que su caso no haya tenido justicia o que se tratara de un delito de lesa humanidad imprescriptible. Cierta prensa se ha sumado también en la engañosa omisión de que el caso ya tiene sentencia definitiva por parte de la Corte Suprema de la Nación y que la Corte Interamericana de Derechos Humanos también ha rechazado considerar el mismo como delito de lesa humanidad.
De este modo, otra vez representantes del pueblo propician o ceden ante intentos de lograr una ilusoria equivalencia en la historia reciente que justifique el genocidio cometido en nuestro país y parte del continente americano.
Ante esto, no podemos callar y decimos una vez más: ¡No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos!
San Miguel de Tucumán, 12 de diciembre de 2019.-