Los femicidios son la expresión más brutal de la subordinación de género y la cultura patriarcal. Desde APDH reclamamos políticas activas para la prevención, educación sexual integral y campañas de concientización para deconstruir la cultura machista que hegemoniza nuestra sociedad.
Sexismo, racismo, opresión social, explotación laboral y sexual, son las relaciones de poder que nos atraviesan. Luchamos por transformar en sentido revolucionario esas variables que oprimen a los sectores subordinados, mujeres, colectivo LGBT, pueblos originarios, trabajadores y excluidos.
La perspectiva de género ilumina el análisis clásico sociológico, a la dominación de clase incorporamos la opresión de sexo-genero, y la discriminación étnica. Sexismo y racismo son variables del mismo origen, el poder hegemónico oprime a quienes considera inferiores, los sujeta para utilizar sus cuerpos, su fuerza de trabajo, sus riquezas.
El movimiento feminista ha generado una profunda transformación cultural y ha puesto en la agenda el cuestionamiento a las relaciones de poder sexistas, misóginas, autoritarias y violentas. La autonomía de las mujeres y de los colectivos LGBT, la capacidad de decidir sobre nuestros cuerpos, el rechazo a toda forma de violencia en las relaciones interpersonales e institucionales, son los grandes temas que el feminismo trajo y recorren ahora las calles, las escuelas, los lugares de trabajo.