La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos expresa su solidaridad con Iván y Ezequiel, integrantes de “La Garganta Poderosa” que fueron detenidos y cruelmente torturados por la Policía Federal Argentina y la Prefectura Naval Argentina en Barracas, Ciudad de Buenos Aires.
Estos jóvenes son un ejemplo más de los casos de violencia institucional que se multiplican a lo largo y ancho del país y cuya práctica de abuso es ejercida por las fuerzas de seguridad de las distintas agencias del Estado.
La violencia que se impone hacia jóvenes vulnerables y vulnerados es una práctica disciplinaria sobre los cuerpos, las conductas, y las formas de vida de quienes parecen no encajar dentro de nuestro sistema económico y social, que "causalmente" los expulsa y les arrebata sus proyectos de futuro.
Por estos días se puede observar que en Argentina se reinstala el debate sobre seguridad-inseguridad, que asume un sesgo fuertemente punitivo y asentado en prácticas discriminatorias. El Estado no es ajeno a esta problemática dado que es quien lleva a cabo estas acciones persecutorias, violentas y denigrantes sobre los sectores sociales más débiles. Su énfasis parece estar puesto en el hostigamiento a quienes están excluidos socialmente, ejerciendo un férreo control sobre los grupos que han sido estigmatizados como peligrosos.
Frente a esta realidad es apremiante la democratización de las fuerzas de seguridad y la adopción de políticas públicas basadas en una concepción de seguridad democrática, con respeto al Estado de Derecho y los Derechos Humanos.
03/10/2016