Con creciente preocupación observamos la encarnizada persecución política hacia Jorge Glas, ex vicepresidente de Ecuador, encarcelado con la excusa de una supuesta causa de corrupción y actualmente en huelga de hambre. Glas es una víctima más de la guerra jurídica contra dirigentes populares, que se buscan estigmatizar, perseguir y proscribir.
Jorge Glas, vicepresidente en el segundo gobierno de Rafael Correa, acompañó el conjunto de políticas públicas de la Revolución Ciudadana. Por el respeto político que inspiraba su figura, fue elegido para acompañar a Lenin Moreno, candidato a continuar con la Revolución Ciudadana.
Una vez que Moreno ganó las elecciones en 2017, traicionó la voluntad popular que lo llevó al triunfo, se alió con la derecha ecuatoriana derrotada y embistió contra los partidarios del ex presidente Rafael Correa. El más representativo de ellos era el vicepresidente Jorge Glas, quien inmediatamente empezó a sufrir ataques cruzados de los monopolios mediáticos y el aparato judicial.
Diversas acusaciones de corrupción empezaron a ser agitadas en su contra a fin de destituirlo, sin que hubiera pruebas para acusarlo, mientras Glas insistió en su inocencia. En ese clima de linchamiento mediático, el presidente Moreno le retiró las facultades asociadas a su cargo y la Fiscalía General del Estado inició una causa contra Glas en la que no faltaron episodios sacados de la causa Odebrecht ni dejaron de participar los delatores que el aparato judicial ha rebautizado como “arrepentidos”.
Una vez apartado de la vicepresidencia, Jorge Glas cumplía la pena de prisión en una pequeña cárcel de la capital. En octubre de 2018, con el pretexto de su falta de seguridad, fue trasladado arbitrariamente a la cárcel de alta seguridad de Latacunga, donde las condiciones de encierro y trato a los prisioneros no garantizan su vida. Ante el endurecimiento de su reclusión, Jorge Glas reclamó que se detuviera “esta carnicería política”, afirmó que “hay causas por las que vale la pena morir” e inició una huelga de hambre. Hoy se cumplen 44 días de esta huelga. Su situación se deteriora y su vida corre peligro.
La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), organismo que defiende los derechos humanos en toda su integridad, se pronuncia por la libertad inmediata de Jorge Glas y por un juicio con todas las garantías democráticas, anulando la actual causa por su falta de imparcialidad.
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
5 de diciembre de 2018