El único lugar para un genocida es la cárcel común

Si la desaparición forzada de Julio López alertaba sobre el fin del Nunca Mas, la libertad del asesino Echecolatz (encubierta como “prisión domiciliaria”) marca un retroceso gigantesco para el proceso de Memoria Verdad y Justicia que supimos conseguir desde todo el pueblo argentino.
El camino del “dos por uno” que trazó la nueva Corte Suprema, que habilitó las libertades a domicilio con el fallo a favor del genocida Aleispeiti, ha abierto las puertas para este verdadero agravio a la memoria, las victimas, sus familiares, los organismos de derechos humanos y a la democracia que repudiamos desde los organismos de derechos humanos abajo firmantes.
Como dijimos en los noventa, si no hay justicia habrá escrache para los genocidas.
Para un asesino como Echecolatz no hay otro sitio que la cárcel común, perpetua y efectiva.
Nunca Mas.
 
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
 
Madres de Plaza de Mayo Linea Fundadoras
 
Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas
 
Liga Argentina por los Derechos del Hombre
 
Buena Memoria
 
Fundación Memoria Histórica y Social Argentina
 
Familiares y compañeros de los 12 de la Santa Cruz
 
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos
 
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza
 
Comisión Memoria, Verdad y Justicia de la zona Norte